El tiempo no es oro

¿Qué es el tiempo? ¿Lo sabemos? ¿Lo valoramos? ¿Actuamos en consecuencia?

El tiempo simplemente es, simplemente está. Nos acompaña incansable desde que llegamos al mundo hasta que nos vamos. Pero él ya estaba mucho antes, estaba desde siempre, y seguirá estando eternamente porque simplemente es, y simplemente está.

Sin embargo, nuestro tiempo es limitado. En nuestra mano está decidir qué hacemos con él. El que pasa ya no vuelve, y de poco sirven las lamentaciones, los arrepentimientos o el «cualquier tiempo pasado fue mejor». El tiempo no se compra ni se vende, pero su valor es incalculable, y es importante que seamos conscientes de ello.

Cuando una persona decide dedicarnos su tiempo, nos está regalando algo que jamás podrá recuperar, y lo mismo ocurre cuando somos nosotros quienes lo ofrecemos. Es un tesoro intangible, pero probablemente el más valioso que tenemos. Nosotros, y los demás.

Como decía Buddha, «El problema es que crees que tienes tiempo«. Tenerlo, lo tienes, pero, ¿eres consciente de lo que estás haciendo con él?

De vez en cuando merece la pena pararse a reflexionar sobre ello.